El Facebook del maquinista

«Las estupideces de Facebook»

Llevo dos días que siento vértigo a escribir, es como si nada me pareciera digno de ser contado o expresado, como si todo cuanto se pudiera decir estuviera dicho o no fuera sino una reiteración de lo mismo, tópicos recurrentes a lo que siempre se acude.
Ignoro si ello es debido a la canícula del verano o a la consternación nacional que en todo bien nacido a causado la tragedia de Galicia. Sea cual fuere la causa, si en las últimas cuarenta y ocho horas he realizado algún esfuerzo por rellenar unas líneas coherentes ante un archivo en blanco, ha sido en vano.
Pero esta mañana, en mi recorrido habitual por las noticias nacionales, algo ha chirriado en mi interior, ha subido la adrenalina de mi indignación y estupor. Se trata de la noticia que destacan la mayoría de los diarios desde ABC a la Vanguardia pasando por El País, se trata, se supone^* de la página de Facebook de Francisco José Garzón Amo,  uno de los maquinistas que conducía el convoy siniestrado en la tarde del miércoles. En dicho perfil de Facebook, su protagonista, subía en marzo de 2012 una imagen con el velocímetro de un tren a 200 km/hora. Después bromeaba con sus seguidores acerca de la multa que la Guardia Civil debía poner a RENFE por viajar a esa velocidad.
Quienes me siguen saben de mi aversión a Facebook y, aun cuando yo mismo tengo perfil en él, siempre me ha parecido que en general, es más un medio para decir sandeces, tópicos, banalidades que realmente un medio de interacción social. Bien es verdad que depende de las personas, las hay que hacen un uso adecuado; pero ya digo, no es este el tono general de Facebook que más bien parece el escaparate de la vida que nos gustaría tener que, la que realmente tenemos. Resultando más el medio para volcar nuestra faceta más personal, solidaria, simpática y humana y a la vez el fisgoneo más macabro de nuestra vida social. Pero en fin… eso depende de cada cual.
Sea como fuere, lo cierto es que cuanto subimos a sus páginas queda reflejado y escrito para la posteridad. Nunca sabremos si en el futuro, aquel comentario fuera de tono, aquella broma idiota podrá volverse contra nosotros y marcarnos en algún sentido que cambie la razón o explicación de acontecimientos en nuestras vidas que todavía no han sucedido.
Cuando la investigación sobre desgraciado accidente concluya, seguramente descubriremos que intervinieron varias factores; pero con independencia de estos, ya hay una estupidez que dicta veredicto de sentencia, es sin duda la “gracieta” de un maquinista que al parecer le gustaba la velocidad: «Qué gozada sería ir en paralelo con la Guardia Civil y pasarles haciendo saltar el radar.»
Hace unos minutos leo en la portada de El mundo que, los sistemas de emergencia de frenado, no se activaron cuando el tren llegó a la curva con exceso de velocidad. Quizá el exceso de velocidad era debido a la afición del maquinista o a un extraño e inusual error de este, da igual, el juicio moral y social sobre el maquinista ya está efectuado por una foto que el subió a Facebook en marzo de 2012.