El problema de la deuda: La confianza en un país

 Tal como nos muestran el problema de la crisis los medios, parece que el problema de la crisis se deriva de la deuda exterior que estos tienen contraída; pero nada se encuentra más lejos de la realidad que dicha explicación. El problema no es la deuda, ni la cifra de esta por escandalosa y alarmante que parezca.
Si fuese así el país que debería quebrar, el que seguramente está más arruinado que ningún otro, este no sería otro que el de los mismísimos EE.UU. Su deuda está sobrepasada con creces y asciende a cifras astronómicas, pues aun cuando oficialmente se cifra en16,4 billones de dólares que es el techo de deuda aprobado por el congreso y que ha salvado de la quiebra técnica al Estado.
Algunos expertos cifran y elevan la deuda real a 222 billones de dólares la deuda real de los Estados Unidos(entre ellos Lawrence Kotlikoff, profesor de Economía de la Universidad de Boston). De ahí que la Agencia Fitch haya puesto en perspectiva negativa la calificación de los bonos de deuda de los EE.UU. También la agencia Standard & Poor’s rebajo la calificación el pasado agosto pasándola de “AAA” a “AA+”. Por tanto, no deberían confundirnos ni desorientarnos los medios, tampoco el Gobierno de la nación, de la región y hasta el mismísimo ayuntamiento de Jumilla con esa obsesión por reducir el déficit y por ende la deuda. El problema no es la deuda en si, tal y como demuestra el gráfico que hemos elaborado con los datos reales de la deuda por persona en los EE.UU, Italia, Alemania, España y Grecia. Si el razonamiento fuese el que se nos dice Grecia no debería ser el país que más problemas tiene, en realidad es el menos endeudado. Tampoco España que se encuentra el segundo menos endeudado de estos países. Como muestra el gráfico deberían tener mayores apuros y deberían apretarse mucho más el cinturón los americanos y los alemanes, pues a fin de cuentas deben 38.192 € por persona (calculados en base a los datos oficiales no los reales), en el caso de los EE.UU y 26.444 € los alemanes frente a los 18.876 € que debemos nosotros; sin embargo, es a nosotros y especialmente a los griegos a quienes se les están exigiendo los mayores esfuerzos.
¿Si no depende de la deuda, de qué depende? En realidad es la pregunta que se debería responder y explicar a la ciudadanía en vez de darnos la murga con recortes y el problema de la deuda, el rescate y el diluvio universal que se nos cae encima. El problema no es la deuda sino la confianza que despierta un país ante el resto y esa depende de más factores además del dato de la deuda.

En primer lugar depende de la capacidad de generar riqueza del país, es decir eso que medimos con el PIB del país en cuestión. En otras palabras no se trata tanto del cuanto debes, sino a la vez del cuanto ganas. Si se fijan nuestro gráfico esta realizado en base a la deuda por persona, si los Americanos y Alemanes deben más; pero ganan muchísimo más las deudas ya no son tan comparables. La confianza en el préstamo y la cantidad prestada se basa en el cálculo de probabilidad de que lo prestado sea pagado con sus intereses, de ahí que haya que tener en cuenta la riqueza, productividad o sueldo de quien va a recibir el préstamo.
Hemos realizado una segunda gráfica, en este caso relacionando la deuda con el PIB de los mismos países, ahora, se entienden mejor las cosas. Grecia es el mayor problema porque su endeudamiento es el más disparatado en relación a su capacidad productiva; sin embargo, Estados Unidos debería estar peor que nosotros e Italia muchísimo más. ¿Por qué entonces tampoco se termina de explicar la confianza en los países? La respuesta es clara cuando se presta dinero además de la capacidad de responder de la deuda por el deudor juzgamos en este otros factores: su honradez, trayectoria, valía, inteligencia… A la hora de juzgar la confianza en un país se juzga también su trayectoria, su capacidad de innovar, su fortaleza interna, sus infraestructuras… y si me andan apretando hasta su ejército.
No nos engañemos pues, esto no se arregla solo con reducir el déficit, hay que ponerse manos a la obra, mejorar nuestra educación, nuestra inversión en I+D, nuestro tejido productivo; nuestro gobierno interno, nuestra coherencia como país y muchas más cosas