¡Jesús ha resucitado!

Domingo de Pascua de Resurrección, mañana en la que luce el sol. Las cornetas y tambores suenan de otra manera, más vivos, más alegre, y no es para menos ¡Cristo ha resucitado! y su madre, la Virgen Gloriosa corre a su encuentro, estalla la pólvora a la vez que suena el himno nacional, el cielo se vuelve más azul y los corazones expectantes se llenan de esperanza contemplando el milagro del momento más hermoso de la Redención.

El punto de encuentro es en Jumilla la Plaza del Rollo, la confluencia de la carretera de Yecla con la calle Cánovas por donde los estandartes y las imágenes acuden presurosos para presenciar el encuentro. Los armaos hacen “el caracol” tradición antiquísima que nos recuerda ritos ancestrales, la espiral, el comienzo y principio de la vida, de todo lo que se mueve, pero se renueva, porque no existe la muerte para el ser humano, sino una transformación, se muere para resucitar en Cristo.

La procesión se encamina  calle de Cánovas hacia el centro, como decimos aquí “Al Rollo alante” en dirección al otro extremo del pueblo, para que todos participen, para que todos contemplen esa imagen radiante de María y del hijo que resucitó un año más, devolviendo a nuestra existencia la esperanza de que un día resucitaremos nosotros también porque Jesús ha vencido al pecado, ha vencido a la muerte.

Los caramelos envueltos en papeles de colores son una multicolor promesa de dulzura contenida en sus células de azúcar y ponen la nota desenfadada y festiva en una procesión que cumple las expectativas en una de las más esperadas tradiciones jumillanas.

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