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El Club Btt Jumilla Montesinos participó en el circuito de Caudete del pasado domingo

 
 

Tras unas últimas semanas y días con abundantes lluvias, viento y frío, la mañana del pasado domingo recibió al Club Btt Jumilla Montesinos en Caudete algo fresca y ventosa pero sin riesgo alguno de precipitaciones, a favor por tanto, un terreno que se suponía en perfectas condiciones para la práctica de la bici de montaña, y como factor principalmente en contra, tendrían el viento, el cual, daría buena cuenta de su presencia en varios tramos de la ruta.

Así se disponían a comenzar la jornada, una hora antes de lo habitual, a las 9 de la mañana se daba el pistoletazo de salida, por delante la mítica Inmortal de Caudete, que vuelve a sus inicios, y que desde ese mismo momento daban comienzo a sus 72 kilómetros y casi 1600 metros de desnivel positivo.

De salida se notaba claramente que lo que tenían por delante era otro mundo, otra historia muy diferente a lo que están acostumbrados a vivir cada domingo. El ritmo que se marcaba de inicio era continuo y disponían de una cierta pero leve viveza, se palpaba en el ambiente otro aire, otro ánimo, se dejan de lado los “achuchones” y nervios a los que estaban acostumbrados en otras pruebas, y se impone otra forma de montar en bici, se impone un respeto hacia lo que les esperaba, sabían que lo que tenían por delante era duro, muy duro, sabían que había terreno más que de sobra para sacar lo que llevaban dentro, claudicar, resucitar y volver a sucumbir, la maratón era el máximo exponente de la bici de montaña en formato ruta, y a una de las más míticas acababa de dar comienzo.

Así se desarrollarían estos primeros kilómetros, camino desde el mismo inicio hacia el parque eólico de la Sierra de Santa Bárbara. Todos estos primeros kilómetros transitaron en una continua subida, la cual pasaba de ser falso llano en un inicio a ir cogiendo poco a poco desnivel y pendiente.

Esta pendiente ayudaba a ir poniendo las cartas sobre la mesa y poco antes de llegar a los primeros molinos de viento, el ritmo se fue incrementando paulatinamente hasta ser casi máximo para la mayoría de los chicos Montesinos. Fue en esos momentos cuando llegó el momento de la responsabilidad, de ser coherentes consigo mismos y coger un ritmo que se adaptaría a sus propias capacidades, las cuales, quien más y quien menos han testado en esos días de rodajes largos que hacen durante el año, esas capacidades, no sólo físicas, que les permitirán resistir y concluir con éxito la ruta entera, y que a diferencia de otras pruebas, en la maratón, el ir en el grupo que marchas o en el que te precede no es cuestión de poder, sino de responsabilidad.

Así afrontaron las primeras rampas de entidad de la Sierra de Santa Bárbara, las cuales recordaban lo dura que es la subida, y avisaban de que este circuito iba en serio.

A la vez cogieron la arista de la montaña, iban cambiando de rumbo, lo cual hacía que, por si no tenía suficiente con el desnivel extremo del camino, el viento soplaba directamente de cara. Se mantenían sobre la bicicletas como podían, el pedaleo era cada vez más sufrido y esforzado, avanzaban muy poco a poco, fijaban su mirada en el suelo, unos pocos metros por delante de su trazada, en pocos momentos se atrevían a levantar la mirada y ojear lo que tenían enfrente, era mejor pensar en subir los escalones de uno en uno, ir paso a paso.

Así le fueron ganando la partida a la pendiente y a la montaña, los múltiples acompañantes y espectadores que subieron les daban ánimos.

Lograron escalar la montaña, el final de esta primera prueba de fuego se intuía cerca, hasta que definitivamente enfilaron la bajada.

Cogieron entonces un largo tramo de senda, como se suponía, el terreno se encontraba húmedo, compacto, perfecto. Trazaron y se lanzaron en un fulgurante descenso por senda rápida, bien marcada, ciclable, perfecta. Después del sufrimiento de la subida, disfrutaron de ese merecido regalo, la senda pasaba a ser camino en última instancia, varios regueros de agua complicaban algunas trazadas, pero éste concluía y llegaron de nuevo a otra de pista ancha.

Volvieron a intentar coger ritmo, el esfuerzo inicial dejaba cierta huella, pero las fuerzas y la cabeza todavía permanecían firmes y fuertes, la Inmortal todavía no les había mostrado su verdadera cara.

Así recorrieron varios kilómetros rodadores y rápidos, el viento que les castigó al inicio les ayudó a dirigirse hacia la subestación eléctrica del parque eólico, donde afrontaron otra de las más duras subidas. Dejaron las pistas y se desviaron por caminos hacia la mencionada subida, ésta ya se hacía sin tantos alardes, cogieron ritmo desde abajo, los porcentajes aumentaban a la vez que la dificultad del terreno, el cual se volvía progresivamente más quebrado y roto. Pero al igual que la anterior subida, ésta también la superaron y llegaron arriba. Cogieron el camino que les llevó hacia la Sierra de Santa Bárbara en el inicio de la ruta, concluyó allí por tanto su andadura por la mencionada Sierra, lanzándose ahora en un descenso rápido y cómodo, sin complicaciones hasta volver de regreso a Caudete.

Comenzaron por subir a las Lomas de la Peña Horadada, el camino era bueno y amplio en un inicio, pero se volvía roto y quebrado a la vez que los desniveles aumentaban, factores éstos que suelen ir de la mano. Afrontaron esa subida con ritmo y cabeza, cada vez es más fácil dejar de lado los alardes y adaptarse más a lo que les dicen sus verdaderas fuerzas. De nuevo el viento entraba de cara precisamente en las zonas más duras, la subida se alternaba con ligeros descensos que servían de relajo, hasta que el camino roto y quebrado cesaba. Llegaron de nuevo a una pista buena y ancha y comenzaron otro rápido descenso. Éste concluía en una rambla, la cual les lleva de vuelta a Caudete. Las trazadas allí son inciertas en muchos de sus tramos, atravesaron múltiples zonas de arena suelta y movediza, que se alternaban con charcos, escalones y demás movidas, una aventura esa rambla de vuelta. Salieron de ella a través de un duro repecho, las piernas de nuevo sufríab, pero éste acababa rápido y tras una bonita zona de toboganes pasaron por meta, kilómetro 47.

Se dirigieron entonces hacia la Sierra de Alácera, adentrándose en ella a través de caminos rurales estrechos lo cuales pasaban a ser finalmente senda. En la tónica de lo que se encontraron en la Sierra de Santa Bárbara, en ésta otra Sierra el terreno se encontraba también óptimo, las sendas ciclables, ayudaban a disfrutar de la ruta. Si bien, las fuerzas empezaban a ir algo justas, con ello perdían también algo de reflejos.

A partir de ese momento, se inmiscumieron en la zona de la Toconera, un auténtico laberinto para los foráneos, caminos y sendas se alternaban constantemente con subidas y bajadas sin saber muy bien hacia donde les llevaban. La dureza del recorrido, los kilómetros, el esfuerzo y la ruta eran ya claramente palpables, la Inmortal comenzaba a darles su verdadera cara, era el momento de mantenerse firme y seguir adelante, así es la maratón, el cuerpo va quedando en un segundo plano y empieza a guiar más la cabeza que las piernas.

Los descensos parecían cortos y las subidas eternas, no se veía el final de la Toconera, las últimas subidas se hacían especialmente duras, hacía ya tiempo que no se movían los desarrollos con frescura ni alegría, el pedaleo comenzaba a ser de pura supervivencia, las cuestas se suben por inercia, a base de corazón, cabeza y con cada vez menos fuerza. Pero tras mil y una vueltas, iban avanzando por las faldas de la montaña, el viento dejaba de entrar tanto de cara, iban girando poco a poco el rumbo y se dirigían finalmente hacia su lugar de partida. Varios repechos duros les aguardaban a última hora, pero ya estaba todo el pescado vendido, lo tenían en su mano, hace tiempo que ya quemaban las naves, y ahora con más convicción que nunca solo les queda mirar hacia delante y pensar en su recompensa, el final estaba cerca.

Y así, tras unos últimos kilómetros de bajada que sabían a gloria y con el aire a favor, vieron la meta…y concluyeron su aventura

Los resultados detallados fueron los siguientes:

– Antonio Toral, 3h23´46´´ 6ºGral-1ºM30.

– Francisco García, 3h32´52´´ 17ºGral.

– Gerardo Pérez, 3h34´15´´ 22ºGral.

– Adrián López, 3h53´08´´ 83ºGral.

– Juan F. Lozano, 3h56´06´´ 98ºGral.

– Juan M. Carrión, 3h56´16´´ 99ºGral.

– Diego Vazquez, 3h58´00´´ 111ºGral.

– José M. García, 3h58´16´´ 114ºGral.

– Sergio Navarro, 4h02´13´´ 130ºGral.

– Cristobal Olivares, 4h20´20´´ 203ºGral.

– Daniel Abad, 4h20´55´´ 208ºGral.

– Migue A. Calero, 4h26´26´´ 230ºGral.

– Juan Santos, 4h59´49´´ 363ºGral.

– Lourdes González, 5h41´09´´ 456ºGral – 2ªM40.

– Pilar González, 6h09´59´´ 480ºGral.

Fuente: www.montesinosdeporte.com

 
 
 
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