Crecer en la cultura del conflicto

En Jumilla parece que la viveza y expresión de las acciones (la compra de un disfraz de niño-soldado, por ejemplo), también en las palabras o en los movimientos, se dirigen a que menores de dieciocho años jueguen a la guerra.

Pues bien, ojalá no sean testigos de asesinatos durante carnavales, como pasará en al menos veinte países dónde reclutan niños para la guerra. Afganistán, Chad, Colombia, Filipinas, India, Irak, Libia, Mali, Myanmar, Pakistán, República Centroafricana, Congo, Somalia, Sudán, Sur de Tailandia, Yemen, y otros tantos más, donde ellos sí lo serán.

No en vano, la historia ha hecho partícipes a niños en sus conflictos, desde “power monkeys”, “Cruzada de los Niños”, “Juventudes Hitlarianas alemanas”, “West Side Boys”, “Pequeños Tigres de Tamil”, “Campanitas  y Abejitas”, “Carretillitas”, los que estaban en “Campamento Iguana”, los “Leones Cachorros de Saddam”, “Fedayeen” y aún seguiría nombrando grupos armados de este tipo… triste realidad.

La inestabilidad social global y el legado de conflictos civiles y sectarios debilitan numerosas estructuras sociales y estados. Se convierten a niños vulnerables y desconectados en tropas fungibles y de bajo costo que pelean y mueren por sus propias causas (“Los Nuevos Niños Soldados de la Guerra”, Peter W. Singer).

Si quieren, o queremos, fomentar en todos nosotros una cultura de Paz, promoviendo valores de justicia, igualdad, tolerancia, la no violencia, y aceptación de la diversidad, descubramos a través del conocimiento y la sensibilización otras realidades socio-políticas y económicas, hagamos del pensamiento crítico nuestra arma, sin disparos ni munición, a través de palabras y diálogo.

La guerra no es un juego de niños; disfrazar a tu hijo de niño-soldado o niño-militar, con todo su equipo de armamento, es, desde mi punto de vista, un guiño a la violencia y al olvido de tantas víctimas inocentes que a diario siguen sufriendo injusticias. Si aquellos niños-soldados de otro país se identificaran con nosotros, seguramente preferirían disfrazarse de niños-felices.

Dotemos de sensibilidad nuestros criterios, un escaparate de maniquíes niños disfrazados de militares, merece una, o varias, menciones.

(Difícilsituación#menosimposiblecambiarla)

Tina Hernández