“Empezar con ánimo la vuelta al colegio” por la psicóloga Jara Cuadrado

 Jara Cuadrado

Con la llegada de Septiembre se terminan las vacaciones para los más pequeños y llega el retorno a las clases escolares, después de más de dos meses de ocio y disfrute, volver de nuevo a la rutina puede no agradar a más de un alumno.

Crear rutinas es fundamental para una buena adaptación a la jornada escolar, desde la primera semana padres e hijos deben negociar juntos cuál será el horario a cumplir, una vez terminadas las horas lectivas. Con el fin de crear un hábito de estudio, el horario para hacer los deberes será siempre a la misma hora y se pondrá en funcionamiento desde la primera semana de curso escolar. Al principio será un período corto de tiempo e irá incrementándose a medida que aumente el volumen de estudio.

Los juegos y las actividades de ocio se realizarán una vez finalizados los deberes, dejar claro que solo podrán usar la consola o el ordenador siempre y cuando hayan cumplido con sus obligaciones estudiantiles. La hora de merienda, cena y de irse a la cama debe ser siempre la misma, creando así buenos hábitos en los más pequeños. Durante el fin de semana estos horarios pueden variar en función de las necesidades familiares.

Las actividades extraescolares son positivas para nuestros hijos, tanto los idiomas como las clases deportivas ayudan a que los peques se relacionen con niños de edades similares, aprendan nuevas disciplinas y aumenten su grupo de amistades. Pero debemos no saturarlos con demasiadas obligaciones ajenas al colegio, si llenamos su agenda con más de dos actividades extraescolares a la semana no le dejaremos al niño tiempo suficiente para jugar y divertirse.

Aunque sean actividades elegidas por el propio niño, a la larga se convierten en una obligación que deben de llevar a cabo, con un horario que en ocasiones es incompatible con el tiempo requerido para hacer los deberes. Si el alumno también acude a clases de apoyo o de refuerzo, porque lleva alguna asignatura floja, no conviene apuntarlo a ninguna otra actividad. Ya que exprimiríamos en exceso su horario y le restaríamos tiempo para el juego. No debemos olvidar que son niños, y como tal es necesario que tengan un tiempo determinado para sus juegos y pasatiempos preferidos.

La mayoría de los niños se adaptarán sin problemas a los nuevos horarios y rutinas. Debemos ser pacientes y flexibles, sobretodo en niños pequeños, si observamos que les cuesta habituarse a la vuelta al colegio, ya que cada menor tiene su propio ritmo de adaptación a los cambios.