Casa Castillo, una bodega familiar que elabora vinos elegantes y gastronómicos

Redacción

Uno de los últimos artículos publicados en la revista especializada “The Wine Advocate” por Luis Gutiérrez, el hombre de confianza de Robert Parker para valorar los vinos de España, Chile y Argentina, está dedicado al sureste español: “El Sureste de España: El Mediterráneo sobre aguas turbulentas”. Un título elocuente firmado por una de las figuras más influyentes en el mundo del vino, con una fuerte repercusión sobre la imagen y las ventas en países que representan importantes destinos de exportación para las bodegas de nuestro país. La semana pasada hablamos del boletín de puntuaciones publicadas en la prestigiosa revista, y esta semana queremos centrarnos en el contenido del artículo, accesible (en inglés) para sus suscriptores. En él se dedica especial atención a la bodega jumillana Casa Castillo y a su responsable, José María Vicente.

P/. ¿Qué tienen en común las bodegas que destaca Luis Gutiérrez como “brotes verdes” del Sureste español?

R/. Yo creo que el artículo refleja un viaje enológico y gastronómico por nuestra zona, desde una perspectiva paisajística y sensorial. Habla del esparto, el romero, la lavanda, de cómo son los suelos… Es lógico que quien dedica tiempo a contemplar y comprender un paisaje valore los vinos singulares; por tanto, él destaca aquellas bodegas que trabajan con variedades locales, que elaboran con delicadeza y que no abusan de la madera. En Casa Castillo nos esforzamos desde hace 25 años por obtener ese tipo de vinos, elegantes y gastronómicos.

P/. ¿Qué entiende por “vinos gastronómicos”?

R/. Son aquellos vinos que se dejan beber y que te dejan comer. Los que te animan además a seguir disfrutando de la comida… En el artículo aparecen el arroz con conejo y caracoles, los gazpachos jumillanos y otros muchos alimentos particulares (la hueva, la mojama, distintos tipos de arroces…). El vino es también un alimento, un alimento singular, que proporciona mayor placer si establece una relación armoniosa con la comida, lo que conocemos como maridaje.

P/. ¿A qué se refiere cuando dice que el vino es un alimento singular?

R/. Me refiero a que exista tipicidad, que haya transmisión del paisaje. Si se trabaja desde la viña respetando la variedad y el cultivo tradicionales, se obtienen vinos altamente vinculados a la zona, expresivos.

P/. ¿Cuál es la situación del cultivo tradicional del viñedo en Jumilla?

R/. En Jumilla el cultivo tradicional es de Monastrell en secano y en vaso, plantada en un marco real de 2,60 metros. Actualmente, se sigue arrancando este tipo de viña para sustituirlo por variedades más productivas, en regadío, con la ayuda de las subvenciones europeas a la reestructuración del viñedo. Por otra parte, el precio de la uva está por los suelos y no es raro que muchos agricultores se queden sin cobrarla. Con estas condiciones, es fácil imaginar la situación actual del cultivo tradicional… Tiende a la marginalidad.

P/. Pero uno de sus vinos mejor valorados, El Molar (con 93+ puntos), no procede de la variedad local Monastrell, sino que se hace con Garnacha…

R/. Sí, El Molar es 100% Garnacha fina (no tintorera). La Garnacha es una variedad mediterránea, como la Monastrell y la Cariñena. La introdujimos en el año 2004, y vinificamos las uvas por primera vez en 2010. A diferencia de variedades atlánticas como la Tempranillo o la Merlot, la Garnacha es una variedad de ciclo largo, adaptada a la sequía y al calor, que vegeta muy bien en nuestra zona y es capaz de producir vinos con esa tipicidad que defendemos y que valoran los aficionados de todo el mundo.

P/. Luis Gutiérrez alude en un apartado del artículo a un posible declive del sistema de denominaciones de origen, tras el desmarque de importantes bodegas en el sureste, algo que está sucediendo además a nivel nacional. Sobre Casa Castillo, escribe: “José María Vicente también está incómodo con su Denominación de Origen (Jumilla)”. ¿Nos explica por qué?

R/. Pues precisamente porque estoy de acuerdo con lo que escribe Luis a continuación, que hay dos realidades amparadas bajo una D.O.: la de los vinos industriales, de supermercado, y la de los vinos de calidad. Para mí, son incompatibles y como productor no quiero coexistir bajo el mismo nombre con los vinos de tipo industrial. Recientemente, el Consejo Regulador ha aprobado la calificación de vinos envasados en cartón, con capacidades de hasta cinco  litros, algo que creo que no apunta precisamente hacia la calidad y el prestigio de la D.O. Jumilla.

P/. Ya que estamos hablando de aficionados de todo el mundo, ¿cuáles son sus principales “clientes”?

R/. Principalmente Estados Unidos, Canadá, Alemania… Exportamos a 34 países. En general, nos movemos en mercados maduros donde el cliente es exigente en términos de calidad, dentro del rango de precios en el que trabajamos. Dado nuestro modelo de bodega, no estamos interesados en mercados de volumen a bajo precio, que además ofrecen poca continuidad, como China o Rusia. Somos y continuaremos siendo una bodega familiar, con producciones restringidas por el cultivo tradicional en secano.